domingo, 1 de abril de 2012

Buscando la primera claridad

Una vez más se encontraba plantada ante un papel en blanco que no sabía cómo rellenar. Mordía con impaciencia el boli, como si tuviera miedo de dejar fluir las palabras.
Pensaba, ¿estaré vacía de sentimientos? Quizás ese era el motivo por el que no era capaz de plasmar nada en folio que reposaba con melancolía sobre el escritorio.
Sin embargo, no podía ser que le pasara eso, sino todo lo contrario. No es que no tuviera sentimientos sino que se veía desbordada por ellos. Todos luchaban por ser el primero es salir al exterior, porque se escribiera sobre ellos, por dominar la voluntad de aquella muchacha que había perdido el control de sus emociones.
Ahora se daba cuenta de que a lo mejor era más saludable que no sintiera nada pero, ¿qué sentido tendría el mundo si las personas que lo forman no tuvieran sentimientos y se dejaran guiar por ellos? A pesar de que éstos a veces fueran dolorosos, por algún motivo existían y no podía simplemente pasar de ellos, evitarlos o ignorarlos.
Abrió los ojos atónita. Había logrado completar el folio, aunque sólo se tratara de palabras vagas y sensaciones difusas. Aun así había llegado a una conclusión: Todo lo que necesitaba era un latido esperanzador que devolviera a su sitio todo el caos de emociones que se había ido formando a los largo de estos años.