viernes, 13 de julio de 2012

Inevitable

La llamada era totalmente inesperada. No contaba con verle en ese momento, ni ese día y no estaba segura de si quería pero lo supo cuando lo vio llegar. Estaba tan guapo... aunque eso últimamente no era una novedad.
Le hizo hueco a su lado; después de todo no había nada que deseara más que disfrutar de semejante espectáculo de luces y ruido cerca suya. No sabía cómo reaccionar ante todas esas emociones que la abordaban, pero de lo que estaba segura era de que se sentía especial a su lado.
Había echado de menos el contacto, el roce y que la chinchara, pero esa noche todo pintaba bien.
Notó su mano en la rodilla y le acercó la suya. La magia había vuelto después de todo.
Los escalofríos al sentir sus caricias eran inevitables, cada una de sus terminaciones nerviosas cobraban vida. ¿Tenía miedo? Un poco, pero él estaba allí para protegerla. ¿O era de él y todo lo que le hacía desear de lo que debía protegerse?
Decidió dejar las dudas a un lado por un rato y disfrutar del momento y de él. Era el primer día que ni el ruido ni el exceso de luz le molestaban, estaba más centrada en que sus manos llegaran a un equilibrio térmico, ahí donde no se siente ni frío ni calor, donde se estaba agusto, como él había dicho.
De repente se dio cuenta de que podría pasar una vida entera así, queriéndole sin medida y poniendo un toque de alegría y disfrute al mundo, donde sólo existieran los dos y un sin fin de sentimientos encontrados a los que aferrarse para seguir adelante.