Risas, celebración, brindis, antiguas anécdotas...Levanto la vista del plato y todos parecen divertirse a mi alrededor. No puedo decir que yo no esté contenta de pasar las Navidades con mis seres queridos, cantando y riendo por las historias ya vividas, pero un pensamiento cruza continuamente, como un relámpago mi cabeza.
¿Cómo estará él? ¿Me echará de menos? ¿Se acordará de mi?
Toquiteo el móvil sin parar, nerviosa, con ganas de escuchar su voz después de casi dos semanas.
Quiero llamarle pero sé que no debo, necesito respirar un poco de libertad antes de volver a la rutina. Tengo que aprender a no pagar lo malo con él, a darle su espacio, sin agobios, sin presiones, sin lágrimas..
Con tanto pensar ni siquiera me he dado cuenta de que ya ha empezado la partida de brisca. El rey, el as y el tres reposan con calma en la mesa pero nosotros aún guardamos nuestras cartas, con miedo a descubrirlas.

Love U

Probablemente no te diga lo suficiente lo especial e importante que eres y debería repetirtelo más a menudo.
Aunque no te des cuenta, no puedo sino sonreir cada vez que te veo y preocuparme cuando no apareces.
Todo aquello que no te gusta de tí, es lo que a mí me encanta: tus manitas pequeñas y juguetonas, la vena rebelde que se te marca en la cara, que tu ojo izquierdo se torne verde por abajo cuando le da la luz, tu sonrisita de niñito adorable y tu pelo, aunque ya sabes que sólo cuando está largo.
Pero no sólo es eso, sino también tu alegría, simpatía, generosidad, bondad e incluso tu autoritarismo.
Adoro que te preocupes por los demás y que te impliques en conocerlos antes de juzgar, me encanta que quieras ganar a todos los juegos y fardar de ello, que me desconciertes con lo que dices y haces y que me hagas sonreir cada vez que te veo llegar con ese gris que tanto te caracteriza.
Podría estar toda la vida diciéndote todos los motivos por los que te quiero tanto pero pensarías que estoy algo chiflada, cosa que sería un tanto cierta.
Y a pesar de mi enfados, muchas veces tontos, espero que sepas que se me pasan muy pronto, sobre todo contigo, porque no aguanto mucho sin hablarte.
Gracias, gracias y más gracias por existir y estar ahí, y aunque seas un orgulloso y no quieras pedirme ayuda, estaré ahí cuando lo necesites, siempre siempre lo prometo y te voy a seguir queriendo pase lo que pase.

Déjame ser tu heroína, tu salvadora. Déjame ponerme la capa, cogerte en brazos y llevarte a donde nada importe, donde no haya preocupaciones ni tristezas, donde podamos querernos sin que nada ni nadie se interponga. Déjame ser fuerte por los dos y mimarte cada segundo de cada día, porque lo mereces; mereces eso y mucho más :D

Ausencia

Paro la música, respiro profundamente y me giro hacia ti. Una única lágrima resbala lentamente por mi mejilla.
Te acercas, me miras y siento cómo tus labios detienen la caída de la lágrima.
- Todo ha pasado - me dices suavemente, acariciándome el pelo - yo estoy aquí contigo.
  Sonrío y , sin quererlo, despierto.
Ya no estás a mi lado, se respira tu ausencia entre las sábanas desde hace demasiado tiempo, quizás más del que recuerdo. De repente, no sólo cae una lágrima sino que el llanto silencioso de cada noche se apodera de mis sentidos: no oigo, no veo, no siento....
Me arrebataste la capacidad de querer cuando me dejaste. Tu despedida fue muy clara: "no me mereces, estarás mejor sin mí". Pero ambos sabíamos que sí te merecía, que nos amábamos como si nada ni nadie más en el mundo importara.....hasta que llegó ELLA.
No la culpo, es fácil sucumbir a tus encantos; lo que nunca hubiera imaginado es que tu cayeras rendido ante los suyos.
El vínculo que teníamos y que los demás envidiaban se fragmentó en mil pedazos pero alguno se me quedó clavado, impidiéndome olvidarte a pesar de que tu ya lo hayas hecho.
Me tumbo de nuevo en la cama y me digo que llegará un día en el que tu recuerdo no duela, concsciente de que la noche siguiente será tan triste como las anteriores.