lunes, 5 de diciembre de 2011

Ausencia

Paro la música, respiro profundamente y me giro hacia ti. Una única lágrima resbala lentamente por mi mejilla.
Te acercas, me miras y siento cómo tus labios detienen la caída de la lágrima.
- Todo ha pasado - me dices suavemente, acariciándome el pelo - yo estoy aquí contigo.
  Sonrío y , sin quererlo, despierto.
Ya no estás a mi lado, se respira tu ausencia entre las sábanas desde hace demasiado tiempo, quizás más del que recuerdo. De repente, no sólo cae una lágrima sino que el llanto silencioso de cada noche se apodera de mis sentidos: no oigo, no veo, no siento....
Me arrebataste la capacidad de querer cuando me dejaste. Tu despedida fue muy clara: "no me mereces, estarás mejor sin mí". Pero ambos sabíamos que sí te merecía, que nos amábamos como si nada ni nadie más en el mundo importara.....hasta que llegó ELLA.
No la culpo, es fácil sucumbir a tus encantos; lo que nunca hubiera imaginado es que tu cayeras rendido ante los suyos.
El vínculo que teníamos y que los demás envidiaban se fragmentó en mil pedazos pero alguno se me quedó clavado, impidiéndome olvidarte a pesar de que tu ya lo hayas hecho.
Me tumbo de nuevo en la cama y me digo que llegará un día en el que tu recuerdo no duela, concsciente de que la noche siguiente será tan triste como las anteriores.

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