jueves, 29 de diciembre de 2011

Risas, celebración, brindis, antiguas anécdotas...Levanto la vista del plato y todos parecen divertirse a mi alrededor. No puedo decir que yo no esté contenta de pasar las Navidades con mis seres queridos, cantando y riendo por las historias ya vividas, pero un pensamiento cruza continuamente, como un relámpago mi cabeza.
¿Cómo estará él? ¿Me echará de menos? ¿Se acordará de mi?
Toquiteo el móvil sin parar, nerviosa, con ganas de escuchar su voz después de casi dos semanas.
Quiero llamarle pero sé que no debo, necesito respirar un poco de libertad antes de volver a la rutina. Tengo que aprender a no pagar lo malo con él, a darle su espacio, sin agobios, sin presiones, sin lágrimas..
Con tanto pensar ni siquiera me he dado cuenta de que ya ha empezado la partida de brisca. El rey, el as y el tres reposan con calma en la mesa pero nosotros aún guardamos nuestras cartas, con miedo a descubrirlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario