domingo, 11 de noviembre de 2012

Amargo adiós

Suena un acorde de RE sostenido al piano en la habitación contigua. Sabe qué notas vendrán a continuación y no está dispuesta a escucharlas. Otra vez no, al menos. Cierra la puerta para poder quedarse en soledad con sus pensamientos. Ella siempre había preferido esa melodía al violín, al igual que él, pero tampoco le apetecía tocarlo. No quería volver a oír aquella canción nunca más. No ahora que todo había terminado; que él lo había terminado.


Creía que todo iba pero por lo visto eso nunca había sido así. Desde el primer momento habían sido dos extraños. Ni siquiera había habido una pizca de magia. Ni al principio de la relación. Aún y todo ella le amaba y había sido muy feliz. Pero él la había engañado. No con otra chica, que casi lo hubiera preferido, sino con algo, según ella, muchísimo peor.

Había fingido quererla cuando en realidad nunca había estado cerca de hacerlo. Sólo la consideraba diferente y especial y creyó que con sólo eso bastaría para sacar adelante un vida en común.
Durante casi dos años le había mentido. Tantos "te quiero" falsos había creado ilusiones rotas y vanas de que quizás hubieran llegado a tener un futuro juntos. Menuda decepción.

Lo peor fue cómo le dejó.  Un triste SMS de despedida que como era habitual en ella, aún conservaba en la memoria del teléfono. Que ella no le merecía, escribió. Pues estaba claro que no. Ahora se daba cuenta.
Llegó a pensar que no habría nadie mejor en el mundo que él pero ya sólo le parecía escoria. Y sin embargo esto tampoco era verdad, sólo quería pensar que lo era cuando en realidad le seguía y le seguiría queriendo.

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