lunes, 16 de enero de 2012

Miedo

 "Lo sé. Sé que soy débil, pero tengo miedo"

Esas palabras se le quedaron grabadas a fuego. Ni siquiera estaba prestando atención a la tele pero levantó la vista de el dibujo cuando oyó esa frase. Se había sentido tan identificada que no pudo volver a sacarse esa idea de la cabeza.
Sabía que era débil, que cada vez tenía menos fuerzas para afrontar la realidad y sus actos pero de verdad que estaba muerta de miedo.
Miedo de querer demasiado o demasiado poco, de ser rechazada o estar fuera de lugar, de no importarle a nadie, de convertirse en la persona que no quería ser, de defraudar a todos los que la apoyaban, de no volver a sonreír como en su día lo hizo.
Repasaba continuamente lo que no había hecho bien y llegaba siempre al mismo momento, hace cinco años, el momento en el que el miedo se apoderó de ella y tomó las riendas de sus actos, el momento en el que todo empezó a ir mal.
Debía olvidar aquello y seguir con su vida, compartirla con los que la querían, agradeciéndoles su ayuda incondicional pero el miedo seguía ahí, aferrado a sus entrañas y esperando a que todas las barreras contra él estuvieran debilitadas para atacar de nuevo.

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