sábado, 21 de enero de 2012

Querida conciencia..

Hoy ha sido uno de esos días en los que Pepito Grillo ha venido a visitarme. Cómo odio que se presente sin avisar porque nuestras conversaciones siempre suelen provocar que acabe llorando.
Por alguna extraña razón escoge los días en los que mi estado de ánimo anda por los suelos.
Cualquiera le dice que se marche y me deje en paz con mis pensamientos porque él me recrimina que soy cabezota y testaruda pero él no se me queda atrás.
Que así no voy a ningún lado me ha dicho hoy. ¿Te lo puedes creer?
Parece que lo hace a propósito. Viene y me desbarata el mundo, echando por tierra todos mis ideales, sentimientos e intenciones.
Lo peor de todo es que suele tener razón (aunque claro está que nunca se lo pienso reconocer)
Con una sola palabra, por insignificante que parezca, me hace reflexionar y plantearme si de verdad estoy haciendo lo correcto dando rienda suelta a mis sentimientos por esa persona, si hacerlo, a la larga, no me traerá más tristeza y sufrimiento del que llevo sintiendo desde hace varios años.
Es curioso; sólo hace media hora que se ha marchado y todavía no he conseguido dejar de llorar. Además, ya me ha hecho dudar de todo lo que pensaba estos últimos días.
¿Entendéis ahora por qué no me gusta que me visite?

No hay comentarios:

Publicar un comentario