A veces, una mirada es todo lo que necesitas para enamorarte de otra persona. Puede ser una mirada inocente, risueña que identifica a esa persona con su bondad. También puede ser una mirada fiera, desafiante pero que en el fondo demuestra una lucha interna de la persona consigo mismo para encontrar el buen camino. Pero la más bonita de todas, ésa es sin duda la mirada sincera, esa mirada que nunca va acorde con la apariencia que esa persona quiere dar, sino que en ella puedes ver lo difícil que le ha sido todo hasta ese momento o los problemas por los que está pasando. En esa mirada puedes el pasado y el futuro de la persona y te das cuenta de que lo único que quieres es que esa mirada refleje felicidad, alegría e incluso desconcierto.
He de decir que yo encontré esa mirada y la perdi, pero intenté en cada momento que no me mostrase malas experiencias sino la felicidad suficiente como para que yo también llegara a sentirla.
Yo tuve esa mirada y puede que no la vuelva a ver pero sólo espero que la luz que me mostraron esos ojos no se apague nunca y que algún día brillen mucho mas de lo que yo vi
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